El ciclista, guía de pesca con mosca y activista medioambiental, “Gabo” Benoit, lleva 3 años trabajando en la creación de nuevas rutas y senderos con el fin de conectar y activar las comunidades de la región de Aysén. Lento pero seguro, el embajador de Patagonia y Speacialized, continúa su misión de revitalizar la zona a través del deporte y la conservación.
El Parque La Gloria está ubicado a 35 kilómetros de Coyhaique, en el pequeño y hermoso poblado de Villa Ortega. La idea del deportista embajador de las marcas Patagonia y Specialized, Gabriel Benoit, es armar una red de senderos, entre terrenos privados y fiscales, que sea un aporte para la comunidad local.
A grandes rasgos, el dar acceso a la montaña a través de la habilitación de espacios para realizar actividades físicas -como mountain bike y trekking– junto diversos servicios turísticos tiene como fin último proteger la riqueza natural y cultural del lugar.
Abriendo camino
Cabe mencionar que esta prometedora idea fue mutando en el camino. Lo que hoy es una iniciativa cuyo propósito es proteger la naturaleza y apoyar a las comunidades locales, nació como una necesidad de encontrar nuevas rutas para andar en bicicleta. Es más, el plan en sus inicios era, según Benoit, “casi” comercial, pero dio el giro determinante al conocer más el lugar.
Hoy el deporte y la conservación se unen para dar vida a este lugar, en el cual se podrá hacer un sinnúmero de actividades al aire libre. “Lo primero que veo es el mountain bike porque es a lo que me dedico y lo que sé hacer, pero queremos que en esto haya cabalgatas, caminatas, que los senderos se puedan compartir”, contó Benoit.
Según explica el deportista, el grupo de personas trabajando en el lugar es reducido, pero poco a poco van empujando y sacando adelante el proyecto. Puede que el equipo sea pequeño, pero las ganas son muchas.
“Está funcionando y estamos súper motivados. Estamos enfocados en restaurar muchos senderos y también en que estos sean bien inclusivos. Estamos construyendo senderos en los que puedas andar rápido y también en los que pueda ir con mi hija de 6 años, poder disfrutar del mismo sendero y que todos lo pasemos bien”, explicó Gabo.
Según Benoit, esta diversidad de senderos hace falta en nuestro país. Mientras que en Estados Unidos es fácil encontrar a familias completas, desde los integrantes más jóvenes hasta los de tercera edad, caminando para arriba y para abajo por redes de senderos, en Chile las opciones son pocas.
“Necesitamos eso, necesitamos empezar a llevar a los niños, a las mamás, a los papás, a la familia, que todos vayan a la montaña. Y creo que en eso la red de senderos es clave”, aseguró Gabriel.
Creando oportunidades
Actualmente, Gabo y su equipo se encuentran trabajando en restaurar y abrir senderos y cada año suman más kilómetros. Además, los planes incluyen la instauración de áreas de picnic, una cafetería, entre otras instalaciones y servicios que pudiesen conectar los campos colindantes. Todo esto contempla trabajar de la mano con los habitantes de Villa Ortega.
“Lo que me he dado cuenta es que una empresa como la de uno no sirve de nada y no existe si no es por la gente local, y para tener más gente local que quiera trabajar con nosotros, que quiera aprender o que quiera hacer su emprendimiento, necesito entregar esas oportunidades”, afirmó Benoit.
La intención del deportista es que el proyecto sirva para abordar distintas problemáticas. Por un lado, la apertura de senderos permite responder al crecimiento del mundo del ciclismo, ofreciendo nuevos caminos en una zona de una belleza deslumbrante.
Asimismo, el parque es una oportunidad para dar empleo a la población local, ayudando a evitar la migración de los jóvenes a la ciudad. “La idea de esta red es que sea también una posibilidad para la gente de ese lugar, de poder ver algo hacia el futuro y cambiar los temas extractivistas como la leña, la madera y la minería. Tratar de prevenir eso y que los campos y senderos troperos tomen un valor mucho más importante para la gente local”, dijo Gabo.
Y agregó: “Ellos son locales, son de acá, tienen una historia que contar y creo que si uno puede apoyar en entregar otras herramientas para ellos, está siendo un aporte. Y lo más importante es que la cultura no se pierda”.
Así pues, Benoit y su equipo buscan poder integrar a la comunidad y que la población local tenga la posibilidad de disfrutar y proteger su hogar mientras que este continúa proporcionándoles sustento. “Creo que hoy hay una oportunidad grande de poder educar y de dar posibilidades sobre todo a las nuevas generaciones con el deporte outdoors. Yo soy un convencido de eso”, afirmó.
Respetando el proceso
En proyectos como este, ir animando y subiendo gente no es tarea fácil. Bien sabe Gabo que es difícil integrarse a una comunidad a la que se es ajeno, especialmente cuando llegas desde afuera con ideas que se alejan de la cotidianidad local.
“Hemos ido súper de a poco, con cuidado, hemos sido cero invasivos. Somos un grupo chico todavía y yo creo que hay que ir con lo justo. Muchas veces uno va e involucra a muchas personas en un principio y eso es complicado porque saltan al tiro todas las dudas”, explicó Benoit.
Y agregó: “Es mejor visualizar de a poquitito, con años, lento, quiénes son los que te pueden ir apoyando, cuáles son las piezas clave. Es un ajedrez que tienes que ir jugando de forma cuidadosa, súper respetuosa”.
Afortunadamente, Gabriel asegura que con su equipo les ha ido estupendo, especialmente gracias a que Villa Ortega es una comunidad sana, llena de gente con muchas ganas de hacer cosas. Aunque en un principio había quienes los miraban como si estuvieran locos por querer andar en bicicleta por el cerro, hoy esas mismas personas les muestran nuevas rutas y les ayudan a construir, limpiar y cuidar los puentes y caminos.
“Ha sido muy orgánico, que la gente le agarre cariño de a poco. Lo más valioso de esto es ver cómo a través de la bicicleta estamos beneficiando a más personas, dándole trabajo a más personas, no solamente andando en bicicleta. Tenemos el lodge, por ejemplo, con las mucamas, y hay buena onda con las bicis, con todo el mundo”, contó Gabo. “Se empieza a armar esta red de la que todos nos beneficiamos”, añadió.
Conservación sin prohibición
Un pilar fundamental del proyecto impulsado por Benoit es la conservación, pero el activista es tajante al clarificar que, para él, conservar no implica cerrar caminos, sino abrirlos.
“Es divertido porque cuando uno nombra la palabra conservación, al tiro se viene a la cabeza algo así como una reja cuadrada y un ‘no entre, no puede tocar esto porque se va desintegrar’”, dijo Gabo entre risas. “Es heavy. No sé qué palabra usar, porque es conservación, pero es sin bloquear. Acá creo que hay que respetar los espacios y eso está”, agregó.
Gabriel relató que ha visto lugares plagados de carteles restringiendo el acceso que aseguran que el área está protegida, pero que cada año que vuelve la zona se encuentra en peor estado. Por esto, Benoit dijo que hay que darle un “tirón de orejas” a todos los que pretenden cuidar y proteger de esta forma que a largo plazo resulta contraproducente.
“Mejor pongámonos las pilas, restauremos y motivemos a la gente de esos pueblos a volver a sus culturas ancestrales. Si esos pueblos se conectaron entre sí por miles de años con estos caminos de incas y rutas troperas, hoy tirarlos al olvido creo yo es un crimen”, afirmó.
El activista recalca que las rutas troperas se han usado durante cientos de años, por lo que carece de sentido prohibir el paso y dejarlos en el abandono en lugar de restaurarlos y darles vida. Rutas como estas unían pueblos y comunidades, activando la colaboración y el intercambio. La intención de Benoit es que los senderos vuelvan a tener su función original, pero integrando el deporte y el turismo.
“No seamos ciegos, estos senderos están ahí para eso, están para ser usados”, dijo, asegurando que dar acceso a la gente no significa que el lugar quedará destruido, no si se hace con responsabilidad y educación: “Lleguemos a un equilibrio, no todo es blanco o negro, dejémoslo gris poh compadre. Si no, no vamos a llegar nunca a nada”.

Seguir andando
Gabriel Benoit cree firmemente que si se logran sumar más senderos y conectar más comunidades, el proyecto seguirá creciendo por sí solo y se comenzará a replicar en distintas zonas.
“Sigo todos los años con estas ganas de seguir descubriendo estos lugares. Esta gran red, que en un principio la queremos hacer en La Gloria, ojalá se hiciera por todas partes y le volviéramos a dar vida a todas esas rutas troperas que unieron todos los pueblos durante muchos años, que hoy están en el olvido, porque yo creo que es increíble”, planteó Gabo.
Aún queda mucho por hacer y por crecer. Lo ideal es que el Parque La Gloria pueda abrirse al público este año, ofreciendo espacios y actividades que incluyen pesca, trekking y, por supuesto, mountain bike. Este novedoso proyecto que mezcla deporte, naturaleza, conservación, turismo y cultura requiere de tiempo y paciencia, pero, sobre todo, una relación respetuosa con la naturaleza y las personas del lugar, pues solo así se puede generar un cambio real y sostenible en el tiempo.