Al tener mascotas, la idea es que nos acompañe a todas partes, en especial a actividades deportivas y recreativas. Desafortunadamente, cuando éstas se realizan en espacios naturales, el impacto que puede tener la presencia de un animal doméstico es mucho mayor de lo que pensamos.
Por María José Hepp.
Para todos los amantes de los perros que disfrutamos de la vida al aire libre es inevitable preguntarse alguna vez si podemos llevar a nuestra mascota a la naturaleza. Siendo nuestro más fiel amigo, a veces las ganas de que nuestro compañero perruno nos acompañe en nuestras aventuras nos hace pasar por alto todos los peligros que esto significa para el medioambiente y sus habitantes.
Lamentablemente, esta decisión puede tener consecuencias más graves de las que imaginamos.
Un impacto irreparable
En Chile está absolutamente prohibido ingresar mascotas a parques nacionales, reservas y otras áreas protegidas. Y con justa razón. Según estudios de la Corporación Nacional Forestal (Conaf): “La población canina al interior de las áreas silvestres protegidas es una de las principales causas de muerte o daño severo en especies silvestres, tales como pudú, huemul, zorros, puma, guanaco, fárdela, huanay, vicuña, lobo marino, entre otras”.
Según los datos de Conaf, la situación ya era preocupante hace varios años. Alrededor del 2012 publicaron: “El 75 por ciento de los ataques registrados por parte de especies exóticas a especies silvestres es causado por perros y el 25 por ciento por gatos”.
‘Pero yo llevo a mi perro con correa’, podríamos pensar, pero aún así nuestra mascota tiene un gran impacto sobre el ecosistema que nos rodea, pues sin importar qué tan amistoso y educado sea nuestro compañero de cuatro patas, su mera presencia ya resulta una amenaza.
“Los perros y los gatos transmiten enfermedades a los animales nativos, como la sarna, la rabia, el distemper y la leucemia felina, y también portan parásitos muy peligrosos para diferentes especies protegidas y en categoría de conservación vulnerable”, afirmó el entonces director regional de Conaf en 2019, Pablo Mira.
Perturbación inevitable
Además, Felipe Cancino, atleta de Patagonia y activista para la conservación, nos explicó que desafortunadamente el impacto de nuestra mascota es imposible de eliminar: “Es importante entender que nuestras mascotas son animales que son ajenos al lugar que estamos visitando, al ecosistema o al hábitat que estamos recorriendo. Entonces, el solo hecho de su presencia ya genera un estrés en otros animales”.
Y agregó: “A pesar de que nos llevemos la caca, por ejemplo, los desechos orgánicos de nuestras mascotas; igual van a hacer pipí y eso genera un impacto que tiene que ver con los territorios de las especies nativas del lugar. Y también tiene que ver con algunas conductas”.
Cancino dijo entender que es un tema sumamente delicado y polémico, pues es obvio que existe un vínculo profundo entre dueños y mascotas, y que muchas veces son considerados integrantes de la familia. Sin duda quisiéramos llevarlos con nosotros a disfrutar de actividades recreativas.
“Pero la verdad es que generan un impacto que es bastante negativo para la vida silvestre del lugar”, afirmó Felipe. “Los impactos son grandes y es importante conocerlos para entender por qué no deberíamos llevar animales, por ejemplo, a parques nacionales o zonas que son súper vulnerables a los animales que son ajenos o especies invasivas”, asegura.
La recomendación, tanto de autoridades nacionales y activistas, es limitarse a los espacios que no sean hogar de especies que puedan resultar dañadas. “Yo soy de la creencia de que no hay que llevar animales a la naturaleza, creo que para eso existen otros espacios, como los espacios públicos que son naturales también, donde no existen especies nativas o especies vulnerables a nuestras mascotas. Y hay que tenerlos responsablemente, siempre con nuestras correas, siempre haciéndonos cargo de los desechos, para disponerlos de manera adecuada”, concluyó Cancino.