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Gemelas Saphier: siempre en movimiento

Las gemelas son dos mujeres con una inusualmente férrea pasión por los deportes. Cada una se refiere a la actividad física como lo que más le gusta hacer en la vida. Disciplina, motivación y determinación son los ingredientes principales de su día a día.

Por María José Hepp. Fotos gentileza Paula y Sofía Cofré Saphier. 


Sofía y Paula, estudiantes de ingeniería de la Universidad de Chile, son fanáticas del deporte y de la vida al aire libre. Además de la similitud física, las hermanas comparten muchos intereses y pasiones, como su profundo amor por la montaña

Aunque parecidas también en su alegre manera de relatar sus aventuras y hazañas, queda claro que sus metas y motivaciones son muy diferentes. Cada una tiene la cabeza y el corazón puestos en sueños y proyectos personales, y recorren sus respectivos caminos en los deportes que adoran de forma independiente. 

Si bien compararlas y mezclarlas sería sencillo, sería a su vez limitarlas. Hoy las conocerás juntas, pero no revueltas.

Paula, sobrepasando límites

Paula (25) está actualmente cursando su último semestre de Ingeniería Civil Industrial en la Universidad de Chile, una carrera que le ha encantado pero que definitivamente no logra quitarle el protagonismo a su verdadera pasión: los deportes. 

Se podría decir que a Paula le apasionan, gustan o, al menos, interesan todos los deportes que uno pudiese pensar. Desde pequeña los practicaba junto a sus padres y en el colegio, pero fue la entrada a la universidad la que le dio la oportunidad de probar aún más disciplinas.

“Desde que entré lo he aumentado de manera impresionante. Todos los días full, al menos dos deportes al día”, cuenta sonriente y procede a enumerar algunos: basquetbol, tenis, tenis de mesa —en el que fue parte de la selección—, running, atletismo —también integrando la selección—, voleibol y escalada en muro. 



Hoy, Paula dedica su tiempo libre y energías primordialmente a cuatro disciplinas: montañismo, running, ciclismo y escalada. Según cuenta, su rutina consiste en pedalear 80 o 90 kilómetros dos veces por semana, escalar en el gimnasio dos horas también dos veces por semana y lo mismo con sus salidas a correr 21 kilómetros. De lunes a viernes también sube cerros cortos y deja los largos para los fines de semana. En sus descansos juega paddle con sus amigos.

“De verdad el tema del deporte, si bien puedo estar más dedicada a unos que otros, es lo que más me gusta y apasiona en la vida. Lo encuentro demasiado entretenido. Siempre lo he hecho netamente por gusto, todo lo que hago. Por ejemplo, salir a correr dos veces a la semana no es un entrenamiento que tengo, lo que pasa es que me gusta hacerlo y también sé que si lo sigo manteniendo voy progresando”, explica Paula.

La pandemia no frenó en absoluto su determinación por realizar los deportes que ama. Antes de la crisis sanitaria, Paula también iba al gimnasio cuatro veces por semana, así que una vez impuesta la cuarentena se compró los implementos necesarios para seguir entrenando su cuerpo. Según dice, durante el primer confinamiento —más estricto y que impedía que fuera a los cerros— se mantuvo sumamente entretenida y siempre en movimiento.

“Juro que nunca pensé que la iba a pasar tan bien estando encerrada en mi casa. Nos conectábamos todos los días con mis amigas a hacer videos de ejercicios, fue bacán. Entonces nunca me detuve. También salía a correr al estacionamiento que tiene como 80 metros, 10 kilómetros de allá para acá”, cuenta la deportista.

En cuanto se levantaron un poco las restricciones, volvió inmediatamente a los cerros y las montañas, por las que siente una profunda pasión desde el 2017, año en el que se propuso subir un cerro sagradamente todos los fines de semana. Durante el 2020 Paula subió cuanto cerro pudo y en formato rápido —aunque, sorprendentemente, caminando y no trotando— como, por ejemplo, Sierra de San Ramón por el día. 

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Es inevitable preguntarse ¿cómo le alcanza el tiempo? La respuesta para Paula es bastante sencilla y consiste en organizarse, trabajar en la eficiencia y levantarse temprano. También hay que darle crédito a su envidiable capacidad de funcionar con pocas horas de sueño, aunque ahora asegura que dormir más y mejor le sirve mucho para mantener un buen rendimiento y prevenir lesiones. Pero la fórmula a grandes rasgos es levantarse a las 5 o 5 y media, dedicarle la mañana a hacer deporte para luego quedar lista, contenta y llena de energía para estudiar o trabajar en la tarde.



Rodearse de personas a las que le apasiona el deporte tanto como a uno también suma mucho. Además de sus amigos de siempre que la acompañaban a las primeras subidas más cortas, y su hermana, con quien sí comparte el amor por los desafíos en la montaña, fue en sus salidas que Paula empezó a establecer vínculos con sus actuales partners:

“Diría que en el cerro logré conocer gente que también es muy apasionada por el tema de la montaña, como Víctor. Con mi hermana y otros dos amigos de Víctor fuimos al Ojos del Salado el año pasado. Gracias a ese grupo es que he logrado hacer cosas más bacanes, esas que no hace todo el mundo porque tienen mayor exigencia”.

Y agrega: “Da gusto conocer gente que le apasiona la montaña. O el tema de la bici, como esta amiga triatleta que tengo, también es apasionada por el tema de correr, de hacer bici y de nadar. Son personas que realmente están súper dedicadas, que te van a apañar siempre”.

Queda claro que a Paula le es muy difícil elegir un deporte sobre otro, por lo que ante la pregunta sobre sus próximos proyectos surgen varios en el horizonte. En cuanto al montañismo, a la deportista le emociona la idea de desafiarse con salidas más técnicas y con aprender cosas nuevas como la escalada en hielo, algo que probó hace un año. Le encantaría llegar a armar su propia ruta pues sería “un orgullo personal”. 

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Uno de sus futuros desafíos personales es participar en un triatlón, para lo cual Paula planea agregar natación a su entrenamiento, además de seguir progresando en el running y la bicicleta. Comenta emocionada que le llama mucho la atención la oportunidad de poder mezclar tres disciplinas de alto esfuerzo físico en una competencia.


Pau con una de sus grandes pasiones, la bici.

En definitiva, Paula quiere seguir poniendo su cuerpo a prueba. “Hay que ir sobrepasando límites. Es bacán ver cómo uno va mejorando y yo creo que es clave la constancia y siempre ir diciendo ‘un poco más’, para todos los deportes”, dice. “Es rico darse cuenta que el cuerpo aguanta, es bacán poder ver cómo el cuerpo ya rinde cada vez mejor”, añade.

Sofía, con la cumbre en la mira

Sofía (25) estudia Ingeniería Civil Industrial en la Universidad de Chile y lo que más le gusta en la vida es la alta montaña y el skyrunning (correr sobre 4000 metros de altura). Le encanta el ascenso en formato rápido, como hacer el cerro El Plomo por el día, ruta en la que tiene el récord femenino. 

Todo inició alrededor del 2016 cuando empezó a realizar trekkings con unos amigos franceses y se dio cuenta de lo mucho que le gustaba. Luego de repetir varios de los clásicos de Santiago, pronto comenzó a querer ir a cerros más altos por lo que migró hacia el sector de la Parva, donde está Leonera, primer ascenso sobre los 4000 metros que completó. Sofía cuenta que le siguieron los cerros Pintor y El Plomo: “Eso lo hice el 2018 y desde ahí ya pura altura, que es lo que más me encanta y lo que disfruto mucho”.



En relación al skyrunning, el camino de Sofía en esta disciplina comenzó por la mera curiosidad de fusionar una actividad que ya realizaba —correr en pavimento y atletismo por la universidad— con su pasión por la montaña. Hoy trata de estar corriendo sobre los 5000 metros todos los fines de semana, además del entrenamiento en cerro de lunes a viernes.

Subir cerros o montañas todos los días podría no sonar fácil de llevar a cabo paralelamente a una carrera universitaria exigente, pero Sofía explica que cuando hay algo que te encanta hacer, siempre es posible organizarse. Si tiene que estudiar, no tiene problema con hacer cerros un poco más cortos. Lo más importante es ser constante con el deporte y eficiente con el estudio.

“Lo rico es que con constancia, disciplina y obviamente con la alimentación que juega un rol súper importante, yo creo que uno puede progresar muy rápido”, afirma Sofía. “Yo creo que también es súper alentador. De repente hay personas que descubren el cerro quizás a los 30 años y es importante tener en cuenta que la edad no es una limitante para disfrutar y para llegar a ser muy bueno”, añade.

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Algo que también ha sido favorecedor para Sofía para su experiencia en el montañismo es el hecho de siempre haber llevado una vida activa y sana. No fuma ni toma, nunca le ha gustado mucho la comida rápida y toda la vida ha estado en movimiento, por lo que el buen estado físico la acompaña desde sus inicios.

Además, para la montañista también solía ser más fácil el manejo del tiempo considerando que solo necesitaba tres o cuatro horas de sueño diarias. En tiempos previos a la pandemia, Sofía podía salir en la noche con sus amigos hasta altas horas y estar en pie a las pocas horas para ir al cerro.

En el último tiempo esto ha cambiado, pero por razones casi exclusivamente deportivas: “Aprendí que el tema de las lesiones, parte importante de prevenirlas es tener buenas horas de sueño y por eso mismo trato de dormir más, para que el cuerpo este bien y que se regenere después de toda la carga que uno le pone”, explica la deportista.

Otra característica sumamente afortunada para practicar la disciplina que tanto le gusta que posee Sofía es una excelente aclimatación. Asegura nunca haberse apunado y ser capaz de dormir sin problemas —sin colchoneta, sobre piedra— a 5000 metros de altura. 

Sofía se rodea de personas que comprenden y apoyan su pasión, y también ha conocido en el camino amigos que comparten su interés por la montaña. Esto ayuda mucho a poder conciliar una vida social y el intenso amor por el deporte.



“Mis amigos siempre están ahí para mí, siempre me apoyan con todo esto. Se alegran por las cosas que hago, entonces entienden si es que tengo que cambiar un plan por irme al cerro porque, claro, si tengo que elegir entre una junta o irme al cerro, prefiero irme al cerro”, cuenta contenta.

Aún así, tantas ganas y tanta pasión le han pasado la cuenta en un par de ocasiones: “A mí me pasa que soy muy loca por las largas distancias, entonces me pasa que de repente hago mucho volumen, que a mí me encanta, pero me he desgarrado porque tengo una molestia e igual le doy una larga distancia. Con mi kine también he aprendido a manejar eso porque como lo disfruto… claro”, dice Sofía riéndose de sí misma. “Ahora si tengo alguna molestia hay que escuchar al cuerpo y no lanzarse a correr, tener paciencia y moderarse un poco”, agrega.

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Sus proyectos para el futuro son muchos y variados. En general, Sofía espera poder aprovechar cualquier oportunidad para mejorar en las disciplinas que practica. Tiene planificado participar en un par de eventos, como una carrera en Torres del Paine en octubre y otras actividades en la Patagonia. Le gustaría escalar en hielo esta temporada de invierno, algo que aprendió el año pasado y en lo que quiere progresar. Además, le encantaría poder ir al sur a subir volcanes, una experiencia que le fascinó tras probarla el 2020. 

En el mediano plazo, Sofía también tiene en mente adentrarse en el himalayismo. Luego de un trekking maravilloso al campo base del Everest el 2018, le quedó claro que tendría que volver y coronarlo, y explorar las demás cumbres de la zona. Su idea es hacerlo en formato rápido y sin uso de oxígeno complementario. 


Sofi en el Base Camp del Everest.

Apoyo mutuo

A pesar de que hay claras diferencias en cuanto a intereses, proyectos y metas, las hermanas Cofré Saphier valoran mucho tenerse la una a la otra para apoyarse y motivarse. “Yo creo que siempre es bueno cuando uno tiene personas cercanas a ti que también realizan actividades así. Creo que naturalmente te potencia, sea con familia o amigos. Siempre nos apañamos mucho, pero claro que tenemos formatos y proyectos distintos, de vida y respecto al temas de la montaña”, comenta Sofía.

Cuando el interés por los cerros comenzó a incrementar, ambas subían mucho juntas, algo que Paula valora profundamente: “El 2018 salimos harto juntas con mi hermana, porque las dos estábamos súper motivadas, queríamos hacer cerros más largos, teníamos un ritmo parecido, así que era bacán”.

Y agrega: “Es súper rico poder apoyarse, porque lo bueno es que las dos somos súper cabeza de cumbre, entonces si una está un poco más cansada, la otra dice ‘ya, pero démosle un poquito más, se puede’. Yo diría que sirvió mucho para ir mejorando y probar cerros nuevos”.

Actualmente, aunque siguen compartiendo en salidas, cada una recorre su camino de forma más independiente y le dedica su energía a deportes distintos además del montañismo. Hoy salen más con amigos que han conocido en los cerros y en solitario, una experiencia que ambas dicen disfrutar mucho.

Tanto Sofía como Paula irradian una alegría y pasión por la actividad física que parece no tener límites. No cabe duda que lograrán todos los proyectos que se han propuesto, por lo que habrá que estar atento, porque no sorprendería que pronto empiecen a romper algunos récords.



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