Tras largas semanas de incertidumbre, el gobierno pakistaní dio por terminada la búsqueda de Juan Pablo Mohr y sus dos compañeros John Snorri y Ali Sadpara. Pese al dolor de la pérdida, el mundo del deporte chileno se ha unido para recordar las mejores hazañas de este gran hombre.
Por María José Hepp. Fotos Matías Donoso.
Ha sido un duro comienzo de año para el montañismo global. Ya sacudido por la caída del destacado alpinista catalán Sergi Mingote, hoy sufre la dolorosa pérdida de Juan Pablo Mohr (34), el chileno que desafió las alturas y salió victorioso innumerables veces.
Juan Pablo fue uno de los más grandes referentes del alpinismo chileno. Ganó un Récord Guiness por lograr la doble cumbre del Lhotse (8.516 msnm) y el Everest (8.849) sin oxígeno en menos de una semana. Fue el primer chileno en alcanzar ambas cimas, y también lo fue en el Manaslu (8.163), el Annapurna (8.091) y el Dhaulagiri (8.167).
El ascenso del K2, conocida también como la montaña salvaje, hacía parte del reto “Los 14 Ochomiles” que se había propuesto Mohr en 2017. El desafío consistía en realizar las 14 cumbres de la Tierra que exceden la altitud de 8000 metros, en 1000 días. Esta misión en el K2, la segunda montaña más alta del mundo, tenía además la dificultad añadida de ser realizada en pleno invierno.
No cabe duda que Juan Pablo se fue haciendo lo que amaba. Reiteradas veces expresó su inmensa pasión por la montaña y su sentimiento de pertenencia en ella. Era su lugar feliz, decía. El K2 no fue la excepción: “Es increíble la energía de esta montaña, la primera vez que la vi quise llorar”, escribió en sus redes sociales al llegar al campo base. Como él mismo le dijo a su amigo Sergi tras su partida, ahora la montaña tiene un nuevo ángel guardián.

La despedida
Conocido por su sonrisa fácil, entusiasmo contagioso y corazón solidario, son miles de amigos, familiares y admiradores los que hoy lamentan su partida. Lamentarse es inevitable, y no hay duda de que la herida tardará en cerrar, pero, como han expresado sus cercanos, es fundamental mantener su legado y relevar el valor de su trabajo en vida.
“Estarás en mis pensamientos todos los días JP, y prometo hacer todo lo posible para seguir adelante con tu amabilidad y tu generosidad, con esta pasión y amor que diste todos los días, y nunca olvidar decir ‘te quiero’ cuando me despida de alguien”, escribió Tamara Lunger, la alpinista italiana que acompañó a Juan Pablo en el primer tramo de su desafío en el K2.
Las palabras de Lunger componen tan solo una de las miles de cariñosas despedidas dedicadas al deportista. La familia de Mohr ha agradecido el apoyo y los ánimos que han llegado desde la comunidad, expresando su grata sorpresa ante la enorme cantidad de conmovedores mensajes.
“Se oyó la voz de gente que lo conocía mucho, de cordadas, de amigos y amigas. De quienes trabajaron con él en su Fundación. De conocidos de la vida. Pero hubo otros, tantos otros, que no lo conocieron, pero leyeron de sus hazañas, de su pasión y de su vida y se sintieron tocados por su historia”, escribió la familia de Juan Pablo.
La inspiración que Juan Pablo generó no hará más que crecer tras su partida, tanto por sus increíbles logros deportivos, como por su imparable dedicación para que la montaña fuese accesible para toda la comunidad.
Recuperar el espacio
Cuando no estaba en la montaña o disfrutando con su familia, Jua Pablo Mohr se la pasaba trabajando para llevar el deporte a quienes más lo necesitan. La Fundación Deporte Libre y proyectos como “Los 16 de Chile” buscan visibilizar los beneficios de la actividad física y que estos estén al alcance de todos.
Hace aproximadamente 9 años, Juan Pablo y sus amigos, Pedro Anguita y Miguel Anabalón, decidieron levantar un proyecto que permitiera recuperar espacios abandonados, los que también suelen ser focos de delincuencia, y transformarlos en lugares para practicar deporte.
El trabajo es por y para la comunidad: “Nosotros trabajamos con la comunidad local, para ver lo que hacen, lo que les gustaría tener. No llegamos e implantamos un muro de escalada porque sí, porque o sino se podrían quedar igual abandonados”, dijo Juan Pablo en una entrevista con Outside Chile, “la idea es hacer algo que de verdad quiere la gente y que estamos seguros que lo van a cuidar”.
El proceso involucra a todos de principio a fin. Se trabaja con las municipalidades y los vecinos participan activamente en las decisiones del proyecto, como el lugar que se elige y qué deportes les gustaría poder hacer. El diseño del sitio es colaborativo y la construcción se realiza con materiales y personas locales.
La fundación empezó su trabajo con el Parque de Escalada Los Silos, un espacio en el Parque de los Reyes que anteriormente estaba entregado a la delincuencia y el abandono. Hoy es un centro deportivo con una comunidad profundamente comprometida con la actividad física y la vida al aire libre.
Luego de concretar este proyecto, la Fundación Deporte Libre no ha hecho más que crecer y extenderse a diferentes rincones de la capital y del país. La Plaza Deporte Libre Pirque cuenta con un skatepark, un muro de búlder e infraestructura para practicar calistenia. En Lo Barnechea también trabajaron junto a la comunidad para construir infraestructura similar, y además cuentan con espacios para deportes aéreos como la tela.

Los 16 de Chile
Juan Pablo siempre estaba lleno de energía e ideas; el deporte era su motor. Su desafío local más reciente era “Los 16 de Chile”. El objetivo de esta iniciativa es potenciar la cultura de montaña y construir infraestructura que permita una mayor y mejor accesibilidad al deporte de escalada. “Esta es una idea que vengo trabajando hace varios años. Siempre quise relacionar la arquitectura como profesión con la montaña”, aseguró en entrevista con Outside Chile a principios de 2020.
Según decía Mohr, la calidad es clave para fomentar la cultura de montañismo, tal como pudo evidenciar en varios de sus ascensos: “Con todos mis viajes a los Himalayas y los Alpes me di cuenta de la avanzada cultura de montaña que tienen, la cual se ve reflejada en la calidad de la infraestructura de los refugios. Creo que en Chile necesitamos tener ese mismo nivel de construcciones para así poder aumentar la cultura que existe detrás de este increíble deporte. Además, Chile tiene una calidad envidiable de montañas que debiéramos aprovechar. El Volcán Tronador es el símil chileno del Mont Blanc, y absolutamente nadie lo conoce”.
Este es un proyecto sin precedentes en Chile. Antes de la partida de Juan Pablo, alcanzó a dar sus primeros pasos en el Volcán Tronador, con el apoyo del Ministerio de Bienes Nacionales, Ministerio del Deporte y el Servicio Nacional de Turismo. Tras la realización de estudios de terreno, la idea es establecer refugios y abrir nuevas rutas de escalada que sean menos técnicas, acercando así a la comunidad a la actividad que Mohr tanto disfrutaba.
A Juan Pablo lo movía el deporte, e hizo todo lo que estuvo a su alcance para que todos pudieran compartir esa pasión que él sentía. Estas iniciativas son solo una pequeña parte de un legado de esfuerzo sin límites, un legado que marcó a miles de personas y que hoy tenemos el deber de continuar.
Descansa en la paz de las alturas Juan Pablo.
