Cuando pensamos en los cerros, especialmente en verano que los vemos más secos, se nos olvida la riqueza natural de estos lugares. Flores, árboles y varios tipos de aves son solo algunos de los seres que habitan estos espacios. La organización Renca Nativa nos invita a conocer y apreciar las maravillas de los cerros de Renca, siempre con una aproximación consciente y responsable.
Por María José Hepp. Fotos gentileza Marcos Zegers y Renca Nativa.
Renca Nativa nace con un grupo de amigos, vecinos de Renca, que deciden compartir lo que ellos veían todos los días en el cerro donde crecieron. “Hemos hecho toda nuestra vida en torno al cerro y lo utilizamos de distintas maneras: recreativa, para conectarse con la naturaleza, deportiva”, relata Alexis Ceballos, director de Renca Nativa, “nos dimos cuenta que habían muchas cosas interesantes que observar, sobre todo en tema de flora y fauna, y que también habían cosas que estaban pasando por los alrededores del cerro que no nos parecían adecuadas”.
Hoy tienen sus lineamientos muy claros, sus tres bases de trabajo: investigativa, educativa y de conservación. Pero, en sus inicios, levantar proyectos y empezar a organizar actividades no fue nada fácil. Según el director de la organización, ha sido un proceso de ensayo y error, pero al mismo tiempo un trabajo gratificante: “Es un camino aprendido y seguimos aprendiendo todos los días, es parte de lo rico de trabajar en esto. Yo estoy haciendo esto porque me gusta y porque aprendo cosas nuevas. Ese es mi motor que me impulsa a seguir trabajando”.
Primeros pasos
A Alexis y sus amigos los unía el interés compartido de cuidar y proteger el cerro. Hace aproximadamente cinco años, la motivación los llevó a empezar a registrar la diversidad del cerro Renca e ir investigando sobre las especies que encontraban. “En algún momento nos dimos cuenta que teníamos harta información y bien bonita, así que decidimos compartirla”, explica Ceballos.
Iniciaron compartiendo contenido por redes sociales al ser la vía más directa a su público objetivo de ese entonces: los jóvenes. Su cuenta de Instagram hoy es todo un deleite visual, con gran cantidad de fotos profesionales de especies y paisajes del cerro Renca. Con el tiempo se dieron cuenta que el interés por el cerro era transversal a todos los rangos etarios y fueron extendiendo sus canales de comunicación.
De la difusión dieron el siguiente paso a la realización de actividades, cuyo propósito era conectar a la comunidad con la naturaleza, y que la gente conociera el cerro y pudiera ver lo que Renca Nativa quería mostrar. La organización comenzó a hacer -y sigue haciendo- salidas de observación y talleres: “Llevar gente a conocer el cerro es súper valioso, porque la visión de ver un águila de dos metros pasar arriba tuyo que planea muy libremente es una cuestión que no vas a ver en la pantalla”.
Renca Nativa ha participado en otras muchas actividades en relación al cerro, ha sido parte de investigaciones científicas y ha participado en ferias. A medida que avanzaban, la identidad de la agrupación fue tomando forma y se definieron las tres líneas de trabajo ya mencionadas: investigación, educación y conservación.

Las piedras del camino
La creación y desarrollo de Renca Nativa fue un camino que estuvo lejos de ser sencillo. Como explicó Alexis, levantar todo “de la nada” fue todo un desafío. Afortunadamente, cada vez hay más personas dispuestas a hacer algo por el cerro. “Hemos encontrado mucha gente que está en la misma sintonía que nosotros. Las redes de apoyo, de comunicación, siempre están”, cuenta el director de la organización, “al final te quedas con esas personas que tienen los mismos intereses compartidos y sigues formando redes y lazos, y cada vez el camino se hace menos difícil”.
Aún con apoyo, existen grandes obstáculos. “Hemos encontrados que hay muchas amenazas bien latentes que están compartidas por todos los cerros isla, que tienen principalmente que ver con el cambio de uso de suelo, las inmobiliarias y con los planes de urbanización del MOP (Ministerio de Obras Públicas)”, dice Alexis, “yo creo que eso ha sido lo más difícil, darse cuenta que hay cosas que no se pueden para tan fácilmente, porque estás peleando con instituciones gigantes con muchos recursos y mucho poder”.
Otro tema preocupante según Ceballos es la basura, “tanto de los visitantes que van a estos lugares, como de empresas derechamente mafiosas que van a dejar sus desechos a las orillas del cerro”. El director de la organización cuenta que en el lado norte del cerro Renca hubo un vertedero ilegal por 18 años, el cual ahora es un sitio estéril en el que aún se pueden ver residuos al descubierto. “Es algo que sigue pasando, en menor escala, pero sigue pasando. Nosotros hemos hecho denuncias a la Seremi del Medioambiente y las municipalidades porque hemos pillado camiones botando basura y tapando con tierra. Así, sin ningún escrúpulo”, agrega.
Renca Nativa lucha por un cambio de perspectiva general, busca fomentar la responsabilidad y el respeto hacia los cerros. Con esta nueva mirada también apuntan a que estos espacios naturales se consideren por la legislación: “Lo ideal para nosotros sería que los cerros se reconozcan como santuarios de la naturaleza, como sitios prioritarios de conservación”, explica Alexis, “pero hay muchos intereses, económicos sobre todo”.


Acción y uso
A pesar de que existan grandes empresas e intereses individuales que amenazan los cerros, el director de Renca Nativa asegura que en el último tiempo ha existido un auge en el interés por el medioambiente, lo cual ha llevado a mucha gente a acercarse al enfoque que tiene la agrupación. Renca Nativa ha participado con personas que estudian, investigan y trabajan con el cerro.
“Eso ha sido bien gratificante porque nos hemos dado cuenta que el cerro da para muchas cosas, que los intereses centrados en el cerro se pueden canalizar de buena manera hacia algo que nosotros también consideramos más óptimo, que es la apreciación de la naturaleza y su conservación”, comenta Alexis. Agrega que es una responsabilidad como habitantes de un lugar el conocer, cuidar y conservar los espacios naturales del cerro.
El uso responsable de estos lugares es crucial, pues es importante que la comunidad se involucre para poder hacer frente a las amenazas externas. Alexis Ceballos explica que al haber más gente con intereses como los de Renca Nativa, centrados en la valorización y protección, es más fácil generar resistencia a aquellos que le quieren dar un uso inadecuado.
Un ejemplo de uso inapropiado serían los motociclistas, con los cuales la organización suele pelear por el daño que le hacen al cerro. “Si cada vez más personas como nosotros, con intereses más de observación y contemplación, empezamos a usar el espacio que estos tipos están ocupando, el mismo uso del espacio va a cambiar, va a ir mutando”, dice Alexis, “depende de la gente que esté dando vueltas en el sector o las actividades que está generando la misma gente”. El director de la organización puntualiza que la práctica de esta disciplina no está regulada en Chile y que, a pesar de que exista gente que diga que es un deporte, ellos consideran que el deporte debe estar en sintonía con el medioambiente.
El director de la organización asegura que de esta forma las municipalidades también se darán cuenta de la situación y empezarán a apoyar las actividades generadas por la propia comunidad. Ceballos dice que esto ya está pasando en Renca, donde las actividades propuestas por grupos como Renca Nativa son trabajadas con la municipalidad y secundadas por los vecinos: “Al final es la misma gente la que está decidiendo qué se hace con el espacio que ellos quieren habitar”.

Seguir adelante
Renca Nativa ha continuado trabajando en base a sus tres lineamientos. La organización ha seguido haciendo investigación propia y apoyando proyectos investigativos. También vienen desarrollando proyectos con colegios, uno de los objetivos es que los cerros se integren en los planes educativos con actividades y talleres. En cuanto a su línea de conservación, la agrupación trabaja con las comunidades locales en proyectos de restauración ecológica, los cuales incluyen reproducción de plantas nativas y talleres para informar a la gente sobre las semillas y cómo plantarlas y cuidarlas adecuadamente. Se trata de trabajo en terreno con el fin de recuperar estos lugares naturales.
Aún con la pandemia en contra, el calor intenso y las limitaciones del confinamiento que impide salir los fines de semana en Renca, todos los viernes de enero la organización ha realizado salidas guiadas y seguirá haciéndolas durante todo febrero y marzo. El director de Renca Nativa afirma que han tenido muy buena recepción y que ha asistido gente de todos los rincones de Santiago. “Todos bajan con una nueva perspectiva. No se sabe nunca lo que te vas a encontrar, pero siempre hay algo”.
Esencialmente, consisten en rutas planificadas con algunas paradas en las que se trabajan temáticas del cerro, generalmente enfocadas en la importancia de la diversidad local y temas puntuales como las aves rapaces, la flora local y el ambiente del valle de Santiago. “La idea es ir repitiéndolas a lo largo del año para que la gente evidencie el dinamismo del cerro, porque cambia, hay cosas nuevas, llegan pájaros de otros lados”, asegura el director de Renca Nativa.
Alexis Ceballos dice creer que tras la pandemia habrá una mayor necesidad de escapar de la ciudad y acercarse a los espacios naturales. Predice que, a medida que mejore la situación sanitaria, los cerros van a tener más visitantes y el objetivo es que ese uso del lugar sea responsable e informado. “Al final ese es nuestro trabajo: difundir la información sobre lo que hay en el cerro, qué se puede encontrar y ojalá también mejorar las costumbres de la gente en torno al cerro”.