“Antes de ser un país, Chile era un paisaje” Nicanor Parra.
Por Claudia Benavídez. Foto Andrés Valdés.
Durante el período incaico, la montaña era uno de los ejes centrales para el desarrollo de la vida en los valles de todo Chile. Así, lo cotidiano y espiritual se estructuraba en función de las tantas cumbres a las que se accedía libremente por medio de un largo sistema de senderos que hoy, el chileno simplemente desconoce.
Con la idea de acercarnos y reconectarnos con este origen, nace la Fundación+1000, una comunidad ciudadana y amantes de la naturaleza que cree firmemente en que Chile tiene todos los atributos para convertirse en un país líder en desarrollo sustentable y reserva de la biosfera gracias a sus montañas y comunidades.
Si también eres amante de la naturaleza, en Outside te invitamos a conocer esta noble causa y hacerte parte de ella.
“El territorio es a América como los monumentos son a Europa”
De los siete países andinos que existen, hay uno solo que “se bajó” de la cordillera, ignorándola hasta ahora. Este es Chile, dice el escultor chileno Francisco Gazitúa.
“Pero existe una enorme oportunidad para el desarrollo del país basada en el turismo sustentable, y que pone en valor este territorio poco explorado a través de la planificación e infraestructura de montaña, donde la Cordillera tiene el potencial de transformarse en un gran Parque de Montañas para el país“, asegura la arquitecta Cazú Zeger de Fundación+1000.
Cazú, fundadora de esta gran iniciativa comunitaria, es famosa por ser autora del lema “el territorio es a América como los monumentos son a Europa”; además de ser mundialmente conocida por su trabajo low-tech, una arquitectura que no busca imponerse sino ser una amable suma a la Naturaleza.
“Íbamos mal enfocados, directo a un colapso entre naturaleza y sociedad, pero la pandemia nos ha hecho replantearnos que no podemos pavimentar todo, que como seres humanos que forman parte de la misma naturaleza, necesitamos un pedacito de tierra. Que las emociones se sanan cuando se está en contacto con la naturaleza”, dice la arquitecta.
Por esta razón, Fundación+1000 busca posicionar y promover el valor del territorio y del paisaje como el principal patrimonio de Chile, e impulsar el conocimiento de las comunidades locales y ancestrales para el desarrollo de un modelo sustentable y colaborativo.
“Debemos aprender mucho de las comunidades indígenas. Estamos atravesando una edad oscura, pero ahora viene un renacimiento con lo colectivo”, piensa Cazú.
Por eso, “buscamos potenciar el acceso de forma segura a los cerros con los arrieros locales, fomentando el contacto con la naturaleza y la vida al aire libre, actividades que generan bienestar y distensión, a la vez que se protegen los cerros, sus cuencas de agua y todo su sistema precordillerano con su habitante el arriero”, aseguran desde el sitio web de la fundación.
Fundación+1000
América Latina tiene algo que decirle al mundo: “tiene una manera de hacer y pensar con lo que está a la mano, tiene una postura de baja tecnología que aprende de los procesos locales y sus técnicas ancestrales, lo que permite habitar casi sin dejar huella sobre el territorio”, expone Cazú en su propio sitio como arquitecta.
Esta misma inquietud la llevó a fundar en 2006 junto al escritor chileno Miguel Laborde, “El Observatorio de Lastarria” en Santiago, donde se exponía artísticamente una gran cantidad de reflexiones sobre Chile y su identidad País.
Pero una salida al cerro Manquehue gatilló para que Cazú decidiera involucrarse aún más con la idea de conservación. En aquella oportunidad, al ir bajando de este cerro que se ubica entre las comunas de Huechuraba, Lo Barnechea y Vitacura, vio cómo una máquina pasaba destruyendo toda la capa de vegetación de bosque mediterráneo que aquí existe, y que hoy se encuentra en extinción en todo el mundo.
“Me dije, ¿cómo no vamos a ser capaces de proteger el territorio y las cuencas? Así que le mandé una carta al alcalde de Lo Barnechea, Felipe Guevara, y a raíz de esta me junté con él y con Rodrigo Canuto Errázuriz. Lo Barnechea tiene un 4% de su territorio urbanizado y el resto es todo cerro con una red de senderos increíble, y ellos lo sabían. Me invitaron a trabajar juntos, y a partir de la situación en Lo Barnechea, introduje esa visión para ampliarla a todo el contrafuerte cordillerano”, explica Cazú.
Finalmente, para llamar la atención acerca de esta situación, la arquitecta decidió refundar el Observatorio Lastarria en 2014, como Fundación+1000.
“+1000 nace a raíz de una preocupación colectiva de la conservación y puesta en valor del importante patrimonio natural que nos rodea. En el fondo, para que la gente pueda usar y beneficiarse de la naturaleza, concluye Cazú.
Cota mil
Desde 1994 existe en la R.M. el Plano Regulador Metropolitano, que pone normas al suelo de la región. En esta planificación se delimitaron dos grandes zonas: el Área Urbana y el Área Restringida de Desarrollo Urbano.
Luego, en enero de 2016, la Corte Suprema confirmó la prohibición de construir sobre la cota mil y estableció que no puede haber desarrollo urbano en la zona superior a los mil metros de altura, en la precordillera de la RM.
Célebre es la frase del famoso arquitecto británico Sir Norman Foster, cuando dijo que la cordillera de los Andes es “el skyline de Santiago”, al visitar el país en 1997.
Sin embargo, esta no ha funcionado así, sino como un gran telón de fondo que incluye la construcción de viviendas, pues en enero de 2020 se dieron a conocer cuatro proyectos inmobiliarios dedicados a la venta de parcelas, que siguen construyendo sobre la cota mil en los cerros ubicados entre Chicureo y La Dehesa porque supieron encontrarle la letra chica a la prohibición.
Hoy, estos proyectos cargan con denuncias por daño ambiental y por amenazar al bosque esclerófilo de la zona al ocupar zonas protegidas ecológicamente y que están fuera del plan regulador. Pero a pesar de esto, “han continuado con su iniciativa, comercializando su oferta y buscando nuevos compradores que quieran instalarse en dichos sectores. Los valores de las parcelas en algunos de ellos comienzan en las 6 mil UF (170 millones de pesos)”, según el medio interferencia.cl.
La Gran Ruta Santiago
Desde +1000, “defendemos la cota mil como la transversal de acceso al patrimonio Natural de nuestro territorio para frenar así la fuerte inversión inmobiliaria sobre los 1000 m.s.n.d.m, generando conciencia en la relación de las comunidades y su entorno inmediato”, expone en la fundación en su sitio web.
Por esta razón, explican, se encuentran trabajando en una alianza público-privada para liberar el acceso a todas las personas a los cerros entre Renca y El Cajón del Maipo, a través de una transversal que bordea la cota mil y que conecta los municipios con el contrafuerte cordillerano.
“El borde precordillerano de Santiago tiene espacio más que suficiente para desplegar desde ahí un gigantesco megaparque que cambiaría la relación de la ciudad con la montaña, posicionando a la ciudad como la Capital Outdoor de Latinoamérica“, asegura la fundación.
Por su parte, la fundadora, Cazú Zegers insiste en que “tenemos que entender que Santiago realmente es una ciudad de montaña, que tenemos un cerro de 5.400 metros de altura justo al frente, y que por supuesto, debemos conocer toda la narrativa que surge a raíz del pasado incaico que aquí hubo. De esta manera, se cambia totalmente la perspectiva de lo que es habitar la ciudad”.
Originalmente, Los Andes eran un espacio de arte, cultura y sanación para los pueblos locales precolombinos, quienes vieron las montañas como un lugar donde podían sustentarse de yerbas medicinales y disfrutar de las aguas termales, y donde creían que residían los espíritus tutelares.
Por esta razón, Fundación+1000 dio a conocer la Propuesta Piloto Ruta Patrimonial, un trazado que tuvo su inauguración en la Plaza de Armas de Santiago, como centro de la ciudad y como punto de partida hasta la cumbre del cerro El Plomo, una de las cumbres más altas y visibles desde el valle.
Este cerro además, tiene especial significado ya que en 1954, un grupo de personas encontró aquí -sobre los 5.000 metros de altura- los restos de un niño momificado de hace 500 años, el que hoy se encuentra en el Museo de Historia Natural, y que se piensa, fue sacrificado a los dioses para establecer el balance de la vida en los valles, “y este es un balance que debemos recuperar”, dice Cazú.
Por último, con esta prueba piloto, también se recordó el antiguo rol de la Plaza de Armas, como una cancha pública por donde pasaban las procesiones rituales que durante el solsticio de invierno subían hacia El Plomo, llamado por los incas “Guardián de la Montaña” (o “Apu Wamani”).
Con esta propuesta piloto se busca atraer a los chilenos a la cordillera metropolitana, lugar donde el aire se purifica; y sobre todo hoy, cuando los espacios abiertos cada vez se tornan más valiosos.
“En Santiago, queremos aprovechar todo el mega parque de montaña que tenemos, lo que que mejoraría un montón de cosas. Nuestra apuesta es que, en vez de ser una ciudad con depresión, pase a ser una ciudad feliz”, promete la fundación.
La Ruta Pehuenche
Además de abrir la cordillera para Santiago, +1000 apuesta por el desarrollo de un nuevo polo de turismo en Chile: La Ruta Pehuenche, que en un tramo piloto de 20 kilómetros, busca conectar a través de un gran circuito los volcanes de Sierra Nevada, Tolhuaca, LLaima, Nevados de Sollipulli y Lonquimay por el sur.

Esta nueva entrada a la cordillera permitiría a las comunidades Pehuenche de la zona desarrollar actividades turísticas, en base a su propia cultura y conocimiento milenario, alrededor de araucarias, lagunas turquesas y otros paisajes prístinos.
“Es un lugar que tiene todos los atributos para convertirse en el quinto destino turístico de Chile” dice Cazú para la revista escalando.org. “Un lugar muy potente de una naturaleza absolutamente virgen, además de sus comunidades indígenas, que son fascinantes”
Finalmente, esta ruta se articulará mediante tres proyectos en función de sus volcanes: Pata Choique-Arenales, Quinquén-Laguna Galletué, y Conguillio.
¿Qué es Chile, quiénes somos y qué país queremos construir?
A pesar de que estos proyectos de gran envergadura para el centro y sur de Chile aún se encuentran en pañales, hoy la Fundación+1000 continúa trabajando en sus primeras rutas porque “ya no se puede vivir solo de las veredas, cada vez hay menos espacio”, piensa Cazú.
“No podemos seguir con la incapacidad de no ver esto. La fundación nace tratando de llamar la atención con las preguntas, ¿qué es Chile, quiénes somos los chilenos y qué país queremos construir? Y las respuestas son culturales y se logran a través de las comunidades locales”, dice la fundadora.
“Hay mucha resistencia de las autoridades para desarrollar proyectos de este tipo, porque además, cada vez que alguien se mete en la montaña y se pierde, resulta un costo gigante para el Estado. Hay que evitar al máximo los riesgos, y la idea es que cada uno de los arrieros se convierta en guía y se capacite en todo lo que sea necesario”, concluye para escalando.org.
Finalmente, en Fundación+1000 saben que estos proyectos generan un gran cambio de paradigma porque buscan incorporar el contrafuerte cordillerano a la vida cotidiana, y que este se convierta realmente en un límite para la expansión inmobiliaria. Pero por supuesto, también saben que no se rendirán.
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