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Documental “Public Trust”: un llamado a la acción

Al resaltar tres potentes luchas por la defensa de tierras públicas, la película pide al público que tome protagonismo, en un momento político que amenaza el futuro de la conservación estadounidense y también del resto del mundo.

Por Will Bostwick. Traducción Claudia Benavídez.

“Sinceramente, creo que el futuro de las tierras públicas estadounidenses es tan importante para la nación, como la Declaración de Derechos o la Constitución misma”, dice el periodista Hal Herring en Public Trust, el documental que se estrenó en el Festival de Cine Documental Big Sky, en Missoula, Estados Unidos, el 17 de febrero. 

La ética ambiental a menudo se basa en declaraciones fuertes como esta, y obligan a las personas a considerar: ¿estoy de acuerdo con eso? Y si estoy de acuerdo, ¿qué responsabilidades tengo para actuar de acuerdo con mis convicciones?

Bueno, Public Trust es una película ambiental que invita a resolver estas preguntas. Dirigida por David Garrett Byars y producida por Robert Redford y el fundador de Patagonia, Yvon Chouinard, profundiza en la política ambiental polarizada que existe en  Washington, DC y en las capitales estatales de todo Estados Unidos. Sin embargo,  sostiene que el tema de tierras públicas no está tan polarizado como los políticos y las empresas nos quieren hacer creer. 

En cambio, argumenta —o, al menos,  apuesta— que la gran mayoría de los estadounidenses prefiere la salud ecológica y a largo plazo de parques y monumentos, en vez de la extracción de recursos a corto plazo. También demuestra que los intereses empresariales, ahora están moldeando activamente la política de las tierras públicas.

Refugio Nacional de Vida Silvestre del Ártico, Alaska (Foto: Cortesía Patagonia Films/Florian Schulz)

Hal Herring, editor colaborador de Field and Stream, nos guía a través de los tres escenarios principales de la película: el Monumento Nacional Bears Ears de Utah, el Refugio Nacional de Vida Silvestre del Ártico de Alaska y el Área Silvestre de Canoa de Boundary Waters de Minnesota. 

Aquí nos enteramos de que, después de largas batallas, los defensores de estos lugares habían logrado avances significativos en las políticas de protección hacia el final de la administración de Barak Obama. Pero esos logros han comenzado a desmoronarse bajo la administración de Trump, que ha actuado constantemente a favor de la industria en estos lugares. 

Las preguntas centrales de Public Trust giran en torno a los derechos y responsabilidades que tienen los ciudadanos democráticos (o “terratenientes públicos”, como algunos prefieren llamarlos en la película) en un país donde existen espacios públicos vastos y vibrantes. 

La película argumenta que no es suficiente que se aprecien los 320 millones de hectáreas de tierra de propiedad pública que tiene Estados Unidos. Si se quiere disfrutar de los beneficios de estos lugares y preservarlos para las generaciones futuras, se debe comenzar a defenderlos como los conservacionistas han protegido las aguas fronterizas, como la coalición inter-tribal (liderada por las tribus Navajo, Hopi, Zuni, Ute Mountain Ute y Ute Indian Tribes) ha trabajado por defender Bears Ears, o como el pueblo Gwich’in en Alaska ha protegido la Reserva Nacional de Vida Silvestre del Ártico.

Es probable que esta idea de lucha resuene en todo lugar donde las personas están rodeadas de terrenos públicos y donde tienden a participar activamente en ellos. 

Pero si miras un mapa de las tierras públicas de Estados Unidos, la mayoría de esos 320 millones de hectáreas están ubicadas en el tercio occidental del país, y no todos los estadounidenses tienen acceso a este lugar. 

Public Trust o “Confianza Pública” en español, reconoce esa brecha. Al comienzo de la película, Hal Herring cuenta que se mudó aquí desde el norte de Alabama, donde, dice, “la idea de tierras públicas no estaba realmente en el vocabulario”. 

Finalmente, todos los conservacionistas que aparecen en la película tienen lazos profundos con la tierra que están tratando de proteger, y es eso lo que motiva su activismo. 

Si bien esta película solo puede cubrir una parte, no queda claro qué sucede con las personas que no tienen una fuerte conexión personal o cultural con las áreas protegidas, pero que, no obstante, son “propietarios públicos de tierras”. 

Es importante señalar que en las primeras semanas de 2020, cuando el equipo de producción de Public Trust estaba terminando el corte final de su película, el Departamento de Seguridad Nacional comenzó a intervenir secciones ecológicas y culturalmente significativas del Monumento Nacional Organ Pipe Cactus en Arizona, para instalar un muro fronterizo. 

Además, el Departamento del Interior anunció planes para permitir la perforación, la minería y el pastoreo en los monumentos nacionales Bears Ears y Grand Staircase-Escalante (una medida que desmontaría aún más el trabajo de los activistas que aparecen en el documental). 

Por último, la Oficina de Gestión de Tierras consideró eliminar los estudios de impacto ambiental para futuros procesos de planificación.

Esperemos que quien vea esta obra se anime a luchar por la conservación en innumerables formas, como sea que pueda, desde lejos y de cerca. 

Porque finalmente, queda claro que cerrar la brecha entre ser humano y naturaleza, será parte integral para proteger las tierras de las generaciones venideras.




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