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¿Qué pasó con el Estado Salmonero?

El cultivo de salmón es hoy la segunda industria más grande de Chile, sólo superada por la del cobre. Con una enorme huella de destrucción detrás, las mayores compañías salmoneras están llegando a la prístina región de Magallanes y Tierra del Fuego. Pero, ¿Qué efectos trae este crecimiento para el ecosistema y para la salud humana? A más de un año del lanzamiento del documental “Estado Salmonero”, la situación no ha mejorado.

Por Emmanuel Vallejos.

El océano pacífico es sin duda un foco de inspiración, relajo, sustento y vida para muchas personas que se acercan a él. Pero bajo sus olas se oculta un escenario adverso para la conservación de nuestro ecosistema. 

Múltiples campañas buscan evitar la depredación de los recursos hídricos en el país, pero es una batalla difícil debido al fuerte arraigo que tienen como potencias económicas. Un ejemplo claro de esto es la salmonicultura, que en Chile representa una de las industrias más grandes, y cuyo crecimiento descontrolado impacta negativamente en las costas, ríos y fiordos del país.   

En agosto de 2019 veía la luz pública el documental producido por Patagonia “Estado Salmonero”, donde en poco más de 23 minutos acompañamos al destacado surfista nacional Ramón Navarro y a su padre para intentar conocer el impacto de la salmonicultura que se extiende en el sur de nuestro país, específicamente en las costas de Carelmapu, y amenaza con llegar a las prístinas zonas de Magallanes y Tierra del Fuego.  

Este documental buscaba motivar a las personas y concientizar respecto del consumo de salmones de cultivo en Chile y el impacto negativo que la salmonicultura tiene en las aguas del sur de Chile. Pero, a más de un año de su publicación, aún quedan muchas dudas y la situación no ha vivido grandes cambios respecto de esta industria en el país. 

“Tengo una pasión y amor por el mar muy grande. El mar, fuera o no fuera surfista, es mi casa, es el lugar donde más cómodo me siento y, siempre lo digo, si no hubiera sido surfistas sería buzo y pescador, estaría en esa, porque me tira mucho el mar. En la época de los 80, para la fiebre del loco, mis papás se fueron a vivir para allá, a Carelmapu, tratando de buscar un mejor destino económico. Me fui a Carelmapu con él, debí haber hecho tercero básico allá. Para mí fue alucinante, mi papá me contaba su visión, obviamente no es la versión que uno ve de niño. Antes de la fiebre del loco uno ve que la economía allá no era muy buena, vi todo maravilloso en un lugar hermoso. Cuando empecé en el surf me di cuenta de que tenía mucha familia allá, me di cuenta que en Carelmapu habían increíbles olas, empecé a estrechar relación. Hasta que pasó la crisis del 2018, mis tíos decían: ‘quedó la cagá, se nos murió el mar. No podemos sacar piure y las almejas están botadas en la playa’, la culpa, decían los pescadores, era de las salmoneras”, cuenta Ramón Navarro respecto de la motivación para hacer la película Estado Salmonero.

Según consigna la ONG internacional Oceana Chile, las costas del sur de Chile se han visto fuertemente afectadas por la salmonicultura. Siendo el crecimiento desmedido de esta industria lo que ha expuesto malas prácticas en materia medioambiental que realizan, como el vertimiento de desechos producidos por salmones, de los materiales que derivan de balsas u otro elemento que ya no esté en uso y de múltiples químicos utilizados para desparasitar a estos peces. 

“Cuando comienza en Chile la salmonicultura en los años 80 había una ventana para que esto se hiciera de forma ordenada, pero no pasó. Ahora están en la X, XI  y XII región. Las enfermedades transitan de un lugar para otro, hay mal manejo. Es una actividad sumamente rentable para Chile, pero siento que ya se perdió el control. Aquí hay mucho poder, es nuestro segundo producto de exportación, ¿Cómo arreglamos esto?, las concesiones se dieron al ojo. Uno tiene que pensar que esto fue un Chile que no entendía de salmones, como cuando introdujeron los castores parecía una buena idea y mira el medio problema que tienen”, comentó Liesbeth van der Meer, Directora Ejecutiva de Oceana Chile.

A esta situación debemos sumarle las características propias que tiene el salmón. Esta especie carnívora no es autóctona del país, fue introducida para su comercialización. Es por esto que, cuando se producen escapes de estos salmones, desde las balsas donde son criados, depredan a las especies de la zona y las infectan con varios parásitos que portan a peces más pequeños dañando la biodiversidad y la pesca artesanal. 


Ocho toneladas de sardinas varadas, caleta Queule. (Foto: Daniel Casado)

“Estuvimos por arriba, por abajo, buceamos jaulas abandonadas también, llegamos a los fondos, me puse la hookah (instrumento para bucear), bajé hasta 30 y tantos metros en uno de los lugares. El mar muerto abajo, un fango negro asqueroso lleno de bolsas. En este lugar, no sé cuántos años estuvo abandonado, pero había hasta botellas de cerveza de los 80. Bolsas de basura, redes, tubos de pvc, carritos de supermercado, mucha mugre. Estuvimos en una industria visitando las jaulas por arriba y todo. Claro, se ve a simple vista todo limpio, pero cuando miras abajo hay 8.000 salmones en una jaula. Piénsalo como humano, pon a 8.000 personas en una pieza, nadie vive así, imposible. Obviamente hay enfermedades, claro la industria dice que los combate con las vacunas, antibióticos, pero están haciendo una pelea a una enfermedad que no vas a poder eliminar”, comentó Ramón Navarro sobre las investigaciones que hicieron en el marco del desarrollo de este documental.

Dentro de la campaña que busca la regulación de la industria salmonera por parte de Oceana, se destaca el cuidado de la Patagonia Chilena, cuya área costera, fiordos y canales sirve de hábitat para gran cantidad de especies, esta diversidad y sus condiciones ambientales son vistas  por la industria salmonera como propicias para la acuicultura. Si no existe una legislación férrea en defensa de estos podría ser afectada fuertemente por el impacto de una de las industrias más grandes en Chile. Es por esto que, para la directora de Oceana Chile, las investigaciones y la transparencia en este ámbito son fundamentales.

“Creo en hacer una mirada súper importante en el ambiente, cuál es el impacto de 40 años de salmonicultura. Hoy día no hay evaluaciones ambientales profundas en estos lugares, nadie está estudiando eso porque todos los fondos que tiene la ciencia en Chile son más que nada para ver cómo el salmón va a producir más rápido, cómo va a engordar más rápido, pero no se ha enfocado en el medio ambiente”, comentó Van der Meer respecto de la importancia de la investigación y avance científico de esta industria en Chile.

En esta misma línea, la investigación debe ir de la mano de la información oportuna respecto del uso de antibióticos en las grandes de salmones del sur de nuestro país. Este es un punto importante en las indagaciones respecto del tema, ya que este se utiliza de forma excesiva en Chile y en un formato que produce fuertes daños al mar. 


(Foto: Gentileza Oceana Chile)

Según cifras que se recaban en el Informe sobre uso de antimicrobianos por la salmonicultura en 2016, elaborado por el Servicio Nacional de Pesca y Acuicultura (Sernapesca), que recoge Oceana en su propio archivo respecto al tema, en el año 2014 en Chile se utilizaron 1500 veces más fármacos en la salmonicultura que en Noruega, principal productor mundial de salmón. Este, según cuenta Lisbeth, no se inyecta directamente a los ejemplares, sino que se vierte a las aguas en formato de pellet para que estos lo consuman. Este formato impacta a los microorganismos que viven en el agua, reduciendo su cantidad a solo aquellos que logren sobrevivir dañando el equilibrio del ecosistema.  

“Nosotros lo que queremos es la información transparente de cuánto es el antibiótico que está usando cada empresa, ver la que está usando más, decirle que lo tiene que bajar y de ahí ir año a año bajando la cantidad de antibiótico. Pero, imaginate que la ley de transparencia nos da los datos cuatro años después, ¿de que nos sirven esos datos cuatro años después?”, explica Liesbeth. 

Esta situación de retraso en base a las cifras y distribución de los recursos, no se relaciona directamente con la investigación para reducir el impacto que genera la salmonicultura en el país. Esto se justifica en lo lucrativa que es esta industria, que pese a que pueda tener sanciones en mercados como el europeo por las prácticas que realiza durante el cultivo, aún logran sustentar su posición de privilegio dentro de la economía nacional.

“Es una pelea larga pero hemos hecho un cambio por lo menos de mentalidad de las personas que viven ahí, hay que pensar que todo este producto se exporta. Hay que pensar que en Europa ya no nos reciben el salmón de nosotros, en Estados Unidos todavía lo reciben, pero si ellos lo dejan de comprar se va a Rusia, México, Brasil. Es súper difícil hacer presión desde ahí”, dice la directora de Oceana Chile. 

Dentro de los demandantes del salmón nacional se encuentra Japón, hasta el país nipón llegó Ramón Navarro y el equipo que realizaba el documental Estado Salmonero. En uno de los mercados más grandes del mundo, donde diariamente cargamentos de todo el mundo llegan para intentar cubrir la gran demanda presente en Japón, el hijo de pescador vivió una de las experiencias más chocantes que tuvo durante la realización del documental dirigido por Daniel Casado.  

“Es de las cosas más chocantes que he visto, Japón es uno de los más grandes consumidores de pescado. Pero lo que más me chocó fue la compra de pescado ilegal, ellos compran todo el pescado de forma ilegal sin ningún problema. El atún, que es su gran consumo, es impresionante, es ridículo, el precio, la cantidad, todos los días llegan toneladas de atunes. Ver este mercado ha sido lo más chocante desde la vista de un pescado, que mi viejo si saca tres corvinas queda feliz,  estos otros que venían llegando con 5000 atunes congelados todos los días desde distintos mares muchos de forma ilegal. Imagina la huella de carbono que es impresionante, llegando en avión los pescados todos los días. No sé si el mar tiene una oportunidad después de ver esa cosa”, recuerda Ramón Navarro.    


Ramón Navarro en su viaje a Japón. (Foto: Gentileza Patagonia Chile)

El impacto que las principales industrias productivas generan en Chile, al alero de un extractivismo que depreda los recursos naturales del país, impacta muchos de los maravillosos lugares que tiene para enseñar el país. Patagonia es uno de los puntos que aún mantiene un ecosistema único que maravilla a sus visitantes y cuya intervención aún permite encontrar lugares prístinos. 

“Mira, todas las actividades que sean productivas tienen un efecto sobre el medio ambiente. Por eso nosotros trabajamos en que los últimos lugares de la Patagonia sigan así.  No va a haber ninguna jaula para que nuestros hijos vean lo que era la Patagonia”, dice Lisbeth van der Meer. 

Si bien mucho del daño que potencialmente estas empresas podían hacer al medio ambiente ya está hecho, aún quedan batallas por pelear para intentar resguardar el planeta, tanto para generaciones venideras como para quienes hoy lo habitamos. 

“Sé que hay un daño irreversible dentro de esos ecosistemas, que lo estamos aumentando año a año y, sobre todo, cuando se van a estos lugares prístinos como son Magallanes. Nosotros estamos encargándonos de que el uso de antibióticos no sean tan altos, de bajarlo año a año y de proteger estos últimos espacios prístinos de la Patagonia”, concluye la directora de Oceana Chile. 

Esta lucha no deja exentos a los consumidores finales, quienes pueden apoyar informándose sobre la procedencia del producto que consumen, eligiendo aquellos que presenten un menor impacto, reduciendo su huella de carbono, exigiendo y protegiendo algunos de los paisajes más lindos del mundo. 

Frente a la pregunta, qué pasó al término del documental Estado Salmonero, estamos viviendo en la secuela y será responsabilidad de todas las personas que habitamos en este país, llevarla a un buen destino.


¿Cómo colaborar?

Mira el documental completo aquí:



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