El yoga como disciplina tal busca una unión del alma individual con la divinidad, percepciones espiritualistas y un bienestar físico y mental. Sin embargo, los beneficios de sus ejercicios han ampliado esos límites y tenido alcances tales que actualmente muchos deportistas de alto rendimiento lo implementan a su metodología de entrenamiento.
Por Alejandro Casanueva. Fotos Benjamín Camus.
Lebron James, Novak Djokovic, Zinedine Zidane, Kelly Slater. Las propiedades que brinda el yoga han sobrepasado barreras que la misma disciplina jamás contempló en sus inicios, pero que sin embargo hoy se extienden a diferentes actividades que tienen propósitos totalmente diferentes. Es que el yoga, en su esencia, termina siendo una filosofía que entrega elementos positivos para el desarrollo cotidiano del ser humano, independiente de los objetivos que se busquen.
La rutina de ejercicios ha sido capaz de adaptarse a cuestiones tan simples pero fundamentales como las posturas en el trabajo, casa y quehacer diario en general, hasta en metodologías de entrenamiento para deportistas profesionales del más alto nivel. La utilidad del yoga funciona multilateralmente, sin concebir, incluso, que probablemente aún quede un campo amplio por descubrir.
Las figuras mencionadas son un ejemplo mayúsculo de los tantos que están integrando esta disciplina hace varios años como un pilar fundamental para elevar el rendimiento antes, durante y después de la actividad deportiva.
La evidencia concreta de los efectos favorables del yoga es la que ha motivado que esta técnica haya sido (y aún lo sea) objeto de minucioso estudio para elevar la capacidad física y mental del deportista, más aún considerando su efectividad en atletas de alto rendimiento.
Las consideraciones básicas para su observación y posterior implementación en este ámbito están estructuradas como un tratamiento mental para desarrollar aspectos racionales, corporales y de alma. La mayoría de los estudios han enfocado sus hipótesis en la forma que el yoga aplicado al deporte actúa en el plano mental. Las innovaciones en métodos y técnicas han sido las muestras para evidenciar su efectividad en aspectos como la concentración, razonamiento, creatividad, relajación y activación.
El factor clave en este extenso mapa de alternativas es la respiración. La respiración durante los ejercicios es el elemento clave que unifica los diferentes tipos de yoga en búsqueda de objetivos distintos.
Guilherme Arruda, profesor de Ashtanga Yoga del centro “108” y además licenciado en Educación Física del Centro Universitário de Brasília, da cuenta de la importancia entre respiración y movimiento. “La respiración es el enfoque principal, el origen de la calidad de los movimientos. La concientización de este aspecto determina progresivamente el autocontrol, la capacidad de concentrarse, relajación (que incide luego en la mejora del sueño)”. La idea principal es generar un grado suficiente de concientización de la respiración para que, en la práctica cotidiana, y en este caso situaciones de alta intensidad física y mental, se pueda llegar a ese momento interno, propio, buscando la conciencia y externalizándola. Concientizar que se está respirando adecuadamente, inhalando por la nariz, inmediatamente da tranquilidad. Desde ahí se demuestra la capacidad para llegar a estados óptimos de atención en las posturas y progresivamente se va liberando la mente”.
“El yoga es un método complementario al deporte; no reúne las características para ser considerado como tal, ya que no hay competencia, por lo tanto su uso en las metodologías deportivas está enfocado en reforzar la capacidad de resistencia física y mental en su límite. Ésa es una de sus mayores cualidades: aumentar estos aspectos hasta el máximo nivel en que el atleta en su mejor condición puede llegar, pero manteniéndolo por un tiempo prolongado. Con eso estoy diciendo que el yoga potencialmente puede alargar la carrera del deportista funcionando en un alto rendimiento y además previniendo lesiones”.
“Es una disciplina que funciona paralelamente en diferentes formas. Los beneficios están destinados directamente para los objetivos que se busquen, independiente de cuáles sean. Es un facilitador de éstos. Por ejemplo, también actúa como conductor en los procesos de eliminación de remedios, permitiendo que en el mediano y largo plazo se prescinda de ellos, y con eso mejore la concentración, alivie el sueño y los dolores. Muchas personas llegan al yoga para calmar, y en el tiempo, solucionar problemas traumáticos y reumatológicos, entre muchos de otros tipos”.

“Por lo tanto, es también una terapia que incide directamente en los objetivos de un deportista de alto rendimiento, o bien en alguien que tiene enfermedades articulares y quiere paliarlas”.
La lista específica de los aportes de este método a los atletas de élite es larga: consigue un equilibrio entre cuerpo y mente, mejora el funcionamiento locomotor en general, es decir, rigidez muscular y coordinación (evitando desgarres, dislocaciones, inflamación de los nervios, fragilidad de las articulaciones), expande el rango de movimientos, tonifica los músculos y potencia las posibilidades de éstos, aumenta la capacidad pulmonar expandiendo la caja torácica y dando una mayor resistencia, devuelve la simetría al cuerpo en deportes que trabajan un solo costado (por ejemplo, remo en modalidad dos sin timonel), acelera la curación a través de una mejor circulación y oxigenación de los músculos, corrige vicios posturales (comunes en el ámbito laboral), reduce el estrés del entrenamiento repetitivo y a su vez mejora los desequilibrios que se producen en él.
Por supuesto que hay diferentes tipos de yoga que se adaptan mejor a la actividad en específico: Iyengar acentúa la alineación, hay muchos que acuden al Bikram para perder peso, ya que consiste en una demandante secuencia de ejercicios en una habitación climatizada a unos 40°-42°, Ashtanga: rigurosidad e intensidad, elevando la concentración. Se contabilizan más de 28 tipos de yoga y cada uno potencia cuestiones particulares.
Por eso es fundamental enfatizar que justamente ése ha sido uno de los mayores desafíos del aprendizaje de esta filosofía: la búsqueda constante de las cualidades específicas que posee y de qué manera se pueden ir haciendo más eficientes en función de los objetivos.